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Jorge Iribarren Charlín

El Museo Arqueológico de La Serena conserva en su biblioteca la correspondencia y publicaciones del prolífico investigador y arqueólogo Jorge Iribarren Charlín (1908-1977). Formado al alero de eminencias de la disciplina en Chile y Perú, Iribarren dirigió la institución entre 1958 y 1976, período durante el cual desplegó un amplio plan de exploraciones en gran parte del territorio nacional.

Si bien se lo distingue principalmente por su aporte al conocimiento de las culturas precolombinas, sus documentos personales revelan un interés particular por el folclore, especialmente ostensible en decenas de cartas que dan cuenta de su inserción en el circuito nacional de estudiosos de este campo. En efecto, mantuvo relaciones de colaboración mutua con personajes como Oreste Plath, Carlos Lavín y el argentino Julio Viggiano, y formó parte desde 1953 de la Asociación Folklórica Chilena, fundada en 1943. Con todo, el nombre de Iribarren no suele figurar entre los expertos de la disciplina, algo que puede explicarse, en parte, por que la investigación sobre la materia se ha concentrado en Santiago, además de que muchos de sus cuadernos de campo permanecen inéditos.

Del centenar de publicaciones a su haber, el arqueólogo dedicó al menos tres al patrimonio cultural material e inmaterial del valle del río Hurtado y sus alrededores, obras en las que reúne las abundantes informaciones obtenidas tanto en terreno -de los propios campesinos y habitantes de la zona- como de archivos construidos por otros estudiosos -entre ellos, por Isolina Barraza de Estay, reconocida conservadora del patrimonio de Gabriela Mistral-.

Los trabajos de Iribarren utilizan las dos modalidades de escritura frecuentes en los libros de folclore del período: la monografía narrativa, como en su estudio Perspectiva folklórica en el medio campesino del Valle de Río Hurtado, Provincia de Coquimbo (1966), y la obra de carácter más enciclopédico, que analiza un amplio repertorio de manifestaciones culturales agrupadas en diferentes categorías -el caso del libro Folklore. Valle del Río Hurtado (1972)-.

Junto con su correspondencia, dichos títulos permiten problematizar el desarrollo histórico de la investigación folclórica en el país: por un lado, demuestran la carencia de investigación teórica en los estudios folclóricos de la época, así como su carácter interdisciplinario, derivado de la inexistencia de programas universitarios específicos -las iniciativas institucionales desarrolladas con respecto al folclore fueron ejecutadas por profesionales ya de otras disciplinas, ya formados en el extranjero-; por otra parte, entregan luces sobre la importancia de las conexiones entre investigadores para llevar a cabo trabajos en terreno y publicaciones. En definitiva, el archivo personal de Jorge Iribarren conservado en el Museo Arqueológico de La Serena permite apreciar el valioso aporte de sus indagaciones locales a la construcción nacional de un "folclore chileno".

Descarga el artículo completo "Jorge Iribarren Charlín y su contribución a los estudios del folclore en Chile. 1948-1972", por Karen Donoso.